sábado, 3 de febrero de 2007


A tan sólo unos mil quinientos quilómetros de casa, me encuentro hoy sentada bajo una ventana, en una extraña habitación deseando sentir un cálido abrazo de la que un día fué mi tierra, esa bella Málaga, a la que llevo siempre en mi corazón. Yo llevo ese sentimiento de aquella tierra que me vió nacer, por la que tantas y tantas tardes paseé, viendo aquellos bellos atardeceres y respirando de aquel aire, que sentía tan, tan mío....

1 comentario:

A M J dijo...

Todo aquello que hemos vivido nos hace ser quienes somos hoy día. Los recuerdos nos ayudan a seguir ligados a nuestras raíces, y sin raíces morimos. Sin embargo, la planta debe seguir adelante... dando gracias por lo nuevo... dando gracias por el tronco en que nacimos y la savia que nos hizo crecer.
Tengo malas noticias para tí. Has entrado en el mundo de los que tienen dos hogares. A partir de ahora siempre te sentirás lejos de casa, pero también es cierto que siempre te sentirás en casa. De todas formas, eso es VIVIR, y tú estás VIVIENDO.
Felicidades.