martes, 20 de febrero de 2007

Para reflexionar.

A lo largo de los siglos, el ser humano ha sobrevivido creando comunidades para sentirse protegidos y unificados con los seres de su misma especie. Poco a poco se fué conformando lo que hoy conocemos como "sociedad moderna" o global, en la que vivimos. Nosotros hemos tenido la suerte de nacer en esa sociedad desarrollada. Pero, ¿de verdad somos, nosotros, aquellos que hemos nacido en la sociedad moderna, los mas afortunados?:

¿Quién o qué ha impuesto sobre nosotros esas reglas siempre respetadas y nunca cuestionadas que coartan nuestra libertad?, tales como:

- La gente diferente es peligrosa, pertenecen a otra tribu, quieren nuestras tierras y a nuestras mujeres.
- Tenemos que casarnos, tener hijos, perpetuar la especie.
- El amor es pequeño, sólo da para una persona, y cuidado: cualquier intento de proclamar que el corazón es mayor que eso se considerará maldito y, por lo tanto, rechazado.
- Cuando nos casamos, estamos autorizados a tomar posesión del cuerpo y del alma del otro.
- Tenemos que trabajar en algo que detestamos porque formamos parte de una "sociedad organizada", y si todos hicieran lo que les gusta, el mundo no avanzaría.
- Hay que comprar cosas que no deseamos o que no necesitamos, tenemos que sentirnos parte de la tribu para no ser rechazados.
- Debemos ser simpáticos y tratar con ironía a la gente que expresa sus sentimientos, es un peligro para la tribu dejar que uno de sus miembros muestre lo que siente.
- Es preciso evitar al máximo decir "no", porque gustamos más cuando decimos "sí", y eso nos permite sobrevivir en terreno hostil.
- Lo que los demás piensan es más importante que lo que sentimos.
- Jamás montes escándalos, puedes llamar la atención de los demás y dejar en evidencia a la tribu.
- Si te comportas de modo diferente, serás rechazado y expulsado de la tribu porque puedes contagiar a los demás y desintegrar lo que ha sido tan difícil de organizar.
- Hay que comer tres veces al día, incluso sin hambre, y debemos ayunar cuando nos salimos de los cánones de belleza, aunque estemos hambrientos.
- Debemos vestir como marca la moda, hacer el amor con o sin ganas, matar en nombre de las fronteras, desear que el tiempo pase deprisa para que llegue la jubilación, elegir a los políticos, quejarnos del coste de la vida, cambiar de peinado, maldecir a los que son diferentes.
- Nuestros hijos han de seguir nuestros pasos, después de todo, somos mayores y conocemos el mundo.
- Tener siempre un título universitario, aunque no vayamos a conseguir jamás un trabajo en aquello que nos obligaron a escoger como profesión.
- Estudiar cosas que jamás usaremos, pero que alguien dijo que era importante conocer.
- Jamás disgustar a nuestros padres, aunque eso signifique renunciar a aquello que nos hace felices.
- Escuchar música a volumen bajo, llorar a escondidas...

¿Quién ha marcado las normas de nuestra existencia, quién nos ha coartado de la libertad de expresar nuestro amor, estableciendo las reglas del juego, la importancia de la vida, la forma de querer y de sentir?

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