Trabajo en el barrio antigüo

Trabajo en el barrio antigüo, cada día, dejo mi coche cerca del rectorado, y camino unos quince minutos hasta llegar a la oficina. Vendo casas, si, he trabajado como camarera, cajera, teleoperadora, y ahora como coordinadora de esta oficina. De todo menos de publicidad, en fin, espero que esto no sea un mal presagio.

Lo que mas me gusta de este trabajo es el camino. En el transcurso de esos quince minutos atravieso gran parte del barrio de Vegueta, uno de los primeros barrios que nacieron en Las Palmas, aun se conservan (hoy protegidas) viviendas de los siglos XV, XVI y XVII. De hecho nosotros vendemos una preciosa casa de esa época (por si a alguien le interesa).

Paso por la Calle Obispo Codina, dónde se encuentra la catedral, medio derruida por un incendio, y que están remodelando. Justo enfrente encontramos la Plaza de Santa Ana, con sus ocho perros mirándote desde sus podios. Perros que se trajeron desde Inglaterra en el S. XIX y que aunque no son el perro presa Canario, típico perro de los orígenes de esta Isla, representan la importancia que tuvo y aún tiene este animal como símbolo de Gran Canaria.

Me gusta ver como la gente practica Yoga a primera hora de la mañana, con sus movimientos sutiles y estiramientos, forman bellas figuras en un rinconcito de la plaza. Como me gustaría poder acercarme y ponerme allí con ellos, sin tener nada más que hacer o pensar. El barrio se dibuja ante mis ojos de manera diferente, ya conozco las calles y no me siento tan extraña.

Paso por la puerta de la peluquería sicodélica (en la que nunca he visto a nadie), del bazar y de la floristeria (me encanta su colección de bonsais) y finalmente llego a la oficina, donde paso la mayor parte del día.

A las siete y media de la tarde termina la jornada laboral, así que paso por la panadería, para comprar el pan calentito, y vuelvo a mis quince minutos de caminata hasta el coche. Otro día mas que se va terminando, hasta mañana.